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t8óó tremo de la cortina,· y, en lugar de irse, vino á embestirme con mucha furia, de modo que me espanté mucho; mas no llegó á mí. Desperté con alguna zozobra, creyéndolo caso misteriq~o para mi instrucción. J. M. J. Ronda 25 de NoJJiembre de 1800. Amadísimo hermano de mi alma: Ocupado con la tarea de once días continuos de predicación, no he podido contestar á las tuyas con las que ' ' tanto me has consolado. Dios te lo pague. Me alegro que no haya llegado' ~llá el contagio de los cuerpos, y siento el de las almas, etc. Aquí seguimos sin aquél, bendito Dios, y el I de éstas se ha remediado algo con la venida del P. Guardián de Ubriq ue, tu apa– sionado Fr. Pablo de Ubrique, que, con su compañero, ha predicado siete noches y exhortado por las calles, con lo que han conmovido mucho á estas gentes, y granjeándose lln singular concepto en todos, tanto, que hoy s,e junta la ciudad para que se detengan más tiempo; pero dicen que no le es posible por ahora. ·re lo digo para que te alegres como yo me he ale- grado. ' No ha llegado á mí la carta que te remití del Sr. Inquisidor General; puedes enviarle un recado á nuestro amigo· Montoya para que, si no la franqueó, escriba á este su oficial que asiste en esta Administración, para que, si ha llegado y conoce tu letra, me la envíe por caridad, si puede· ser; mas si no fuere fácil, déjalo y no, te desazones, pues tengo la segunda de su Excelencia y me basta. Ya he tenido carta de la hermana María Antonia, escrita por el niño, y me da entender que ya ha tenido algún conocimiento de su bendito her-. • mano el P. Cura 2 , que le pedía sufragios, y ella con ansias de tomar so– bre sí sus penas, etc. No sé si podré escribirle por la estafeta de mañana. i El original dice yende. Patece manifresto error, pues no tiene sentido ni es palabra cas– tellana, -por lo menos no la·trae el Diccionario de la Academia. ··2 L9 referente á su hermano, llamado D. Tomás Tirado, Pr.esbítero, lo cuenta la Hermana Antonia así: «Padre mío, la noche-de Navidad le decía al amado Niño de mi alma: «Amado mio, dame los agu'naldos, y os pido el alma de mi hermano para que descanse en paz»; y vi á mi hermano muy hermoso,_risueño y ~uy alegre, que me decía: <~Adiós hermana mía>>, y yo le dije: «Llévame contigo, hermano rriío», y desapareció.»-(Vida de la Hermana Antonia, pág. 906 1 co– rregida la ortografía.)
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