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136 CARTAS DEL BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ obedecidas, con daño evidentísimo de tantos pueblos ó personas que pue– den ser infestados. Cádiz va á celebrar la función de acción de gracias por la sanidad con procesión general, y que el día siguiente se abran los tea– tros. Si no estamos locos, lo parecemos. Dios nos remedie. Aquí nos continúa Su Majestad el beneficio de una total perseveración; bendito sea; pero siguen sin cesar las rogativas públicas. Desde el 14 de éste tengo que predicar once días seguidos, sin otros varios sermones. Pide á Dios mis aciertos y el fn,ito en mí y en todos, y que lo pidan tus hijos, con la bendita Magdalena, á quien dará miles expresiones de tu afec– tísimo hermano de corazón en Nuestro Señor Jesucristo, Fr. Diego José de Cádiz. 1 • J. M. J. 2 Amadísimo hermano de mi alma: En este correo próximo recibo la ad– junta á mi primer Memorial. Ya verás que viene en los terminas c¡ue me previniste, y yo no había hecho memoria. Dios sea bendito. En el mismo he tenido carta de la hermana María Antonia, escrita por el niño que ha criado, preguntándome qué ha de hacer con las cosas que le dejó su difunto hermano; creo que á esto le habrás tú satisfecho. Nada sabe del estado de su difunto hermano. Si por allá saben ó te dicen algo, dale ese consuelo. ¿Quién ha de comprender estos juicios de Dios? No puedo más, porque la predicación casi no cesa. ¡Ojalá que me aproveche yo de ella! Es tuyo de corazón en Nuestro Señor Jesucristo, tu afectísimo hermano; Fr. Diego José de Cádzz_. P. D.-Los bichos me siguen ó me instruye Dios con ellos. Durmiendo un día de estos, me pareció ver un lagarto de los comunes cerca de mí, detrás de una cortina de la sala en que duermo; sin otro fin que espantarlo, sacudí la cortina para que huyese, y, al caer en el suelo, se afianzó del ex- 1 Es realmente admirable, y confunde al pecho más esforzado, el celo por la gloria de Dios que consumia al del apóstol andaluz. Tengo á la vista los croquis de los sermones que predicó en Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre, y asómbra el trabajo realizado por el peni 0 ten'te Misionero y la erudición pasmosa que revelan los esqueletos de sus sermones. Treinta y ~iete sermone~ de ideas páoegíricas predicó en esta temporada, y siete sermones 1nnraleS, sin contar los catorce q .,e indica en su carta, y hay que suponer otros ·más. Téngase presente su delicado estado de salud y su labor constante de letras, consultas y confesonario, y se verá algo de lo que realmente fué el taumaturgo del siglo XVIII. · · 2 · Esta carta, que consta de un pequeño.volante, no lleva el año en que se escribió. La in• serto en este lugar por decir bien con la antecedente y consiguiente. Tiene unas cuchilladas que daban entonces á la corresponde!lcia para fumigarla por razón de la epidemia,

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