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1800 I 31. proporcionar sujet? que tome á su cargo el franqueo de las cartas de nues– tp. correspondencia; Dios te lo pague, y también al Sr. D. Joaquín, .á quién escribo agradeciéndole este favor que me dispens~ .. Siento el nuevo padecer de esJs calenturas que cuanto las po¡;¡es en un ser diminutivo, tanto me son penosas en grado superlativo. Pero me ha consolado infinito la determinación de irte al campo. Ojalá que esto fuese por tantos días cuantos necesitas para dar algún vigor á esa rendida natu– raleza, que no puede .ya con el remo de tanto trabajo ni con la gravedad de tan continuos padeceres. Yo soy uno de los que claman por el recobro de tu salud, por el derecho con que me considero á ella por los fines para que verdaderamente la necesito; derecho del que no renuncio y con el que siem– pre reclamaré, por la parte que me corresponde, apoyado en el irreparable perjuicio que de su falta se me sigue. Esto baste, hermano de mi alma, para que no mire~ con indiferencia un asunto que tanto me interesa, y sobre el que me expreso como delante de Dios lo siento y lo. considero. Yo sigo me– jor, á Dios gracias, de mi 1 leve indisposición, que no excede lo~ términos de un pequeño amago. Créelo así, porque en la realidad no hay otra cosa. Aún no he recibid? respuesta de los sefiores empeñados· en el sermón de Moguer, por- lo que ignoro cuál será. En todo c:aso, estoy resuelto á dejarlo para después de Cuaresma, á no ser que .ocurra alguna cosa que me obligue á lo contrario. Me alegro que pienses en irá Jerez en la próxima pdmavera, si vivi– mos, pqrque me persuado que tendré .precisión de ir allá para entonces á ver al Ilmo. Sr. D. Bias de Palma, Obispo auxiliar de Sigüenza, que me tiene ya emplazado para ello, y según lp que me da á entender, de los asuntos que le obligar). á este viaje, me precisa c:¡ue estemos juntos para que entre los dos los tratemos. Por lo que te agradeceré infinito que me proporciones este consuelo, poniéndonos antes de acuerdo para el tiempo. en que haya de verificarse allí nuestra vista. Nada sabía de la Hermana TrinLlad; algo se. temía de eso la pobre, fundada en sus pasadas experiencias, sin duda que eso le convendrá para su salvación. Aunque hasta ver las cosás de la Hermana Antonia en Jerez no deter– mines el punto del Oratodo, si te inclinas á que lo tenga, dime_si quieres que dé algunos pasos en Sevilla á prevénción para cuando haya de preten-. derse, pues habicn?o de pasar por allí, tal vez podré darlos para tener eso adelantado. · ·

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