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1800 Me' alegro que se haya proporcionado que vista el santo hábito la bendita Arcadia tu hija. D~le por mí la enhorábuena, como yo á ti te la doy. Mucho celebraría hallarme á una función en que no dudo asistirán con sus soberanos señores mttchos de los cortesanos del Cielo. Dile que no me ol~ide. - De nuestra .Hermana Antonia he tenido carta esta semana en que me refiere el cruel martirio de nuestro_ santísimo y venerado Padre el Señor Pío VI, que por encargo mío lo pidió á Su Majestad en la: sagrada Comu-– niófl, Supe en Sevilla que en Portugal se había predicado en sus honras que fué degollado, y ya sabrás que, en efecto, así fué 1 • No puedo más; el 22 de este mes empiezo, Dios mediante, la_Novena: de Nuestra Madre Ma– ría Santísima de la Paz. Manda lo que quieras, hermano de mi alma; da mis expresiones á tus hijos y mis hermanos todos, y encomendémonos á Nuestro Señor, á quien ruego te me guarde muchos años en su divino amor y gracia, como lo de– sea tu afectísimo hermano y siervo en Nuestro Señor Jesucristo, Fr. Diego José de Cádiz.. J. iM. J. Ronda 18 de Febrero de 1800. Amadísimo hermano de mi alma: Verificóse mi salida de aquí el 9 de corriente, y aunque el día se manifestó con sol casi igual.á los .cuatro que antecedieron de ser,enidad, nos envió Su Majestad la lluvia á ,media tarde, de modo que llegué ya entrada la noche á nuestro convento de Ubrique muy mojado y cansado; pern pasé bien la noche y pude predicar aJ día siguiente la función de estreno de un nuevo tabernáculo para Nuestro Señor Sacra– mentado sin especial molestia 2 • Después estuve detenido allí por las llu- dice basta, porque síempre está sediento de más amor, y como su material combustible es pa– decer por e.l Amado, y éste es ínfinito, es natural que s.íenta el alma ardiente sed. de sacrific-ios, y que todos fos trabajos, por grandes que sean, le p·,rezcan pequeños é insignificantes; pues su único anhelo es morir crucificada, y aun entonce_s quédale va:cio, y dice aquella profunda pa– labra que Nuestro dulcísimo Salvador dijo, estando para espirar: Sitío, tengo sed. ¡Dichosas las almas que, como la del beato Diego, llegan á tan alto grado de pede~cióu y unión con Dios! ' r Teniendo en cuenta el estado anárquico que entonces reinaba en una buena parte de Europa, y la deficiencia de las comunicaciones, no es de admirar lo que dice el Beato respecto de la-muerte de Pío VI. 2 En un tomo infolio -manuscrito de la Crónica de nuestro Convento de Ubrique, que se conserva en -el Archivo del Convento de Sevilla, se ke que la Iglesia fué quemada varias veces por el-ejércitofrancés, no constando si los religiosos pudieron salvar el taberná,culo de que habla el 'Beato. Se conserva uno en el altar del Sagrario con pinturas de mérito en los lados laterales 13

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