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CARTAS DEL BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ Aquí 3e da por segura la muerte de Nuestro Santísimo Padre Pío VI. ¿Qué sabes de esto y de sus resultas 1 ? No puedo más, hermano de mi alma; manda lo que quieras al que te ama como la mitad de su corazón, y encomendémonos á Nuestro Se1for, á quien ruego te me guarde muchos años en su santo amor y gracia, coino lo desea tu afectísimo hermano y siervo en Nuestro Señor Jesucristo, Fray Diego José de Cádiz_. Mis expresiones á tus hijos ·y mis hermanos. J. M. i. Jerez_ 24 de Septiembre de 1799. Amadísimo Hermano de mi alma: He llegado aquí el 20 á las once del día, bueno á Dios gracias, pero fatigado del sol, que algo ha destemplado mi infeliz cabeza. En la misma tarde fuí á ver á nuestra Hermana Anto– nia y me entregó la apreciabilísima tuya del 16, y ayer la del 20. Dios te pague con eternos premios, hermano de mi alma, la extremada caridad con que me trata~, aumentando para ello muy considerablemente tus ta– reas, siendo yo tan bruto que no arrimo ni un dedo para ayudarte; antes bien, las acreciento. Perdóname, por Dios. Te agradezco infinito el tra– bajo de la copia de la nota consabida, pero me ha contristado mucho que, habiéndote desagradado la censura de falsa, por los justos motivos que me apuntas, no la hubieses borrado ypuesio en los términos:que te pareciera. 1 Este gran Pontífice, de cuya suerte tanto se conduele, y con sobrada razón, Fr. Diego de Cádiz, subió á la cátedra de San Petiro el 15 de Febrero de 1775 en condiciones dificilísimas. Tras un largo pontificado, acibarado todo él con amargas hieles, fué desterrado de sus Estados á pesar de sus protestas razoñables. El día 20 de Febrero, antes que amaneciese y que los roma,10s pudieran advertirlo (porque Berthier temía algún movimient0 del verdadero pueblo romano), un destacamento fué á prender al Papa; lleváronle de pronto á Sena, después á Florencia sin pedir permiso al Duque de Tos– cana, en cuyos dominios le tu vieron un año y siete días. Creyendo el Directorio que allí estaba muy cerca de Roma, el 27 de Marzo de 1799 dió orden de llevarlo á Bolonia, Módena, Parma, Turín y Brianzon, donde estuvo cincuenta días, saliendo el 27 de Junio para Grenoble, á cuyo punto llegó el 6 de Julio, y el JO partió para Valence. El 14 de Julio, por un infame decreto, declararon al Papa prisionero de Estado. Inmediata– mente mandaron sacarlo, mas no pudo cumplirse la orden, porqn el venerable anciano tenía las fuerzas agotadas con tantos azares y malos tratos, y al Jln, Dios lo llevó á recibir el premio de sus grandes trabajos el 29 de Agosto, siendo de ochenta y un años. El Directorio no permitió que los funerales fuesen solemnes, cual correspondía á su altÍsima jerarquía, sino pobres; en cambio, se los hicieron muy suntuosos algunas naciones protestantes. La vida inmaculada de este gran Pontífice y su energía en sosteI\er los derechos de la Iglesia frente á frente de las ridículas pretensiones del materialismo hasta morir, lo han colocado en lugar muy preferente en la historia eclesiástica. De él se ha escrito que fué: In Sede magnus, ex Sede major, in cae/o inaximus. Grande en su Silla, mayor fuera de ella y máximo en el cielo.

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