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1 799 II l simo Re.dentor en agradecimiento de lo que padeció por ti. ¡Oh, cuánto es estol Si compatímur et cong1orificabimur 1 • No quiero que vayas á Jerez ahora, ya porque debes atender primero á tu penosa y dolorosa curación, en que soy más interesado que tú, y ya por– que mi viaje es á v~r al Sr. Obispo de Cádiz y á mi R. P. Provincial, y será muy poco, casi nada, lo que me detenga en Jerez. Dejémoslo para mejor ocasión que Su Majestad nos proporcione. Venero los juicios de Dios en el modo de opinar de los que dan por pe- ,. cado la abstinencia de los viernes después de la dispensa, y temo que se verá otra vez cumplida aquella formidable sentencia: Conturbatio super conturbationem Peniet, et auditus super auditum: et quaerent visionem de pr'.opheta, et lex peribit a sacerdote, et consilium a senioribus. (Ezequiel, 7, 26.) Deus misereatur nostri 2 • He visto carta ~le Roma, novísima, en que asegura de la robusta salud de nuestro Santísimo Padre después del gravísimo peligro en que se halló hace poco, y que ordenándole para é.l el sagrado Viático, dijo que lo reci– biría gustosísimo, mas que no tuviesen cuidado porque no moriría hasta verse restituído á su silla y abrir la puerta santa en elpróximo Año del Ju. bileo. Sea Di9s bendito. Mis. malecillos son casi nada; pero cómo los regalo mt1.cho y los trato con mucho mimo, no quieren irse, y así el dolorcillo de estómago, que es lo más, permanece en dos ó tres ratos cada día; pero no trae· mucha fuerza. De todas suertes, soy tuyo de corazón. Encomendémonos á Nuestro Señor, á quien ruego te guarde muchos años en su divino amor y gracia, como lo desea tu afectísimo hermano y sierv'O que más en Nuestro Señor Jesucristo te ama, Fr. 'Diego José de Cádi{, P. D.-Mil cosas para todos, para el R. P. Presentado, tu compañero en Carmona, y nuestro bendito alegre P. Superior. 1 Estas palabras se Icen en la Epístola de San Pablo á los Romanos, cap. VIII, v. 1 7 . . 2 Vendrá turbación sobre turbación y oído sobre oído y buscarán visión del profe(a, y la ley perecerá del sacerdote y de los ancianos el consejo. Así traduce este versículo el erudito P. Scío. Desgraciadamente la historia nos enseña que estas palabras dichas por Fr. Diego de Cit– diz proféticamente, han tenido fiel cumplimiento en nuestra desdichada nación. y quiera Dios que no siga rodand? la bola, que sí seguirá, á juzgar por lo que vemos y estamos tocando, pues apenas hay dos que piensen de igual manera, y lo peor es que cada cual cree tener razó!1. Dios tenga misericordia de nosotr,os, como el celoso misionero andaluz .deseaba.

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