BCCCAP00000000000000000000614

108 CARTAS DEL BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ ó como atolondrada; en esto desperté, pensando que esta era mi Misión presente en Málaga. Infeliz de mí, que proporcionándome el Seí'íor poder matar esta araí'ía, no he acertado á darle un solo golpe para conseguirlo. No sé qué sacerdote se hallaba en la misma sala (soñada) conmigo, y aun– que le pedí hiciese la. misma diligencia, dió unos cuantos pasos para ello, nada más. Quis talia jand0, temperet a lacrymis 1 ? Acaba de conocer, hermano de mi alma, que tu hermano es un instrumento, el más impro– porcionado de las divinas Misericordias, y el que más irrita su divina jus– ticia, etc. J. M. J. Ronda 1.º de Enero del 99. Amadísimo hermano de .mi alma: El amabilísimo Jesús que derramó hoy su primera preciosísima sangre por nosotros, te premie con eternos é inadmisibtes-b.ienes el consuelo que das á este tu miserable hermano con tus cartas. Es indecible el que he tenido con tu última de 24 del pasado, aun– que sintiendo el trabajo con que la escribiste, entre tantas ocupaciones. Dios te lo pague. Pero, ¿lo creerás? Me duró muy poco esta consolación, porgue tus benditas palabras caen en !as piedras de mi ... etc. y a penas em– piezan á brotar sus frutos, se secan, quia non habent humorem. No te enfades conmigo, que la caridad con que me tratas me alienta, me sostiene y qué sé yo qué más. Seguida á la tuya recibí ésta de mi di, rector, que, como me conoce (tú no), me habla al alma y se empeña en que camine derecho; mas yo ando torcido y corcovado. Créelo así para se– guir con empeño el pedir por mi remedio 2 • 1 Que traduce libremente Raimundo Miguel en su Gramática latina, pág. 260, edición de Madrid, 1897: ¿Quién al oir esto podr,j. contener sus lágrimas? Es de notar que estas mismas pa– labras las pone Cervantes en el cap. XXXIX de la segunda parte del Quijote, cuando la Condesa Trifaldi cuenta sus cuitas al valeroso Caballero de los Leones, por el desaguisado que le había hecho el gigante Malambruno. Los anotadores del.Ingenioso Hidalgo (á lo menos los que he po– dido hojear) no paran mientes en ellas. Virgilio en su Eneida, libro II, al narrar con triste acento la destrucción de Troya por los griegos, hace decir á Eneas, en el verso 6. 0 : ... Quis talia fando Myrmidonum Dolopumve, aut diri miles Ulixei Temperet a lacrymis!.. 2 La carta á que se refiere, la mandó el P. Akover el 20 de Diciembre haciéndole duros car– gos, injustificados todos, y que no abonan ni poco ni mucho en bien del áspero y descontentadizo director del Beato. En la biografía de dicho señor, ya publicada en otro tomo de Cartas tantas veces citado, hay un fragmento de una carta dirigida á la M. Sor Maria Gertrudis, en que habla . del particular. Véase, además, la carta de x. 0 de Enero de 1799 de dici/o tomo. En parle es de agradecer el comportamiento del Sr. Alcover, que nos obliga á decir O felix culpa!, pues nos proporciona_ las cartas al P. Francisco González que, como estamos viendo, no carecen d.e interés y nos revelan el interior del Beato Diego.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz