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93 cia, le aco~sejé se las quitase. Acaba de conocer lo que soy. No obstante, me he consolado con tu última resolución en esto, porque ya sabrás las fatigas, agonías y sudores de muene que.con ellas padecía en algunos ra– tos. Tú sabes que su cuerpo, de pies á cabeza, lo tiene lleno de heridas, de dolores y de llagas que nunca se cierran. Yo pensaba que esta es una peni– tencía rigurosísima, su no comer; el continuo tormento de los que la bus– can para matarla, etc., y me parece que nos importa mucho el conservar (si es posible) su vida. En las vidas de algunos santos muy penitentes me parece que se nos djce haber mitigado algo sus r'igores en los últimos años. Esto es, hermano de mi alma, decir solamente los motivos que tuve para darle aquel consuelo y los que en esta especie me pide, cuando estoy allí, ó me habla de esto. Me parece también que esta alma tiene las virtudes en el grado de ánimo purgado, ó, por lo menos, que se aproxima á él. Qué sé yo si mi habitual estolidez me ciega. No puedo más. Manda cuanto quieras; cuídate, por Dios, mucho; da . mis expresiones á todos y encomendémonos á Nuestro Señor, á quien ruego te me guarde muchos años en su santo amor y gracia, como lo desea t~ afectísimo hermano y siervo en nuestro Señor Jesucristo, Fr. Diego José de Cádi,z_. J. M. J. Ronda I 2 Junio del 98. Amadísimo hermano de mi alma. Deseo saber de tu salud y cómo has salido este año de tu procesión del domingo infraoctava. Mas no es este él motivo de esta carta. Lo es, sí, hermano de mi alma, que sabiendo las puñaladas y repetidos graves malos tratamientos que hacen las gentes 4 nuestra bendita Hermana María Antonia, escribo por el correo de mañana que se acabó ya el dar entrada y el oir á personas que no son conocidas. Escribo también al padre cura, su hermano, para que vea el modo de que est11- pobre criatura vaya acompañada de dos mujeres, una delante y otra detrás, para que impidan que alguien se le llegue. Corno soy el que no co– noces, temo si erraré. Escribiendo ésta recibo la tuya del g. Sea enhorabuena la procesión con tu custodia,