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- 83 - honor a esto. Lo que constituye nuestro tesoro no es lo que tenemos, sino la manera de gastar y de economizar, en previsión de futuras contingencias. Las economías podrán ser muy poca cosa, pero serán acaso io bastante para nuestros fines y para afrontar nuevos pe'!igros. Las reglas de sabiduría en este punto son: a) Dividid exactamente vuestros ingresos y ved lo que os resta y cuánto podéis gastar por mes y por día. b) No hagáis ninguna nueva éldquisición sin saber d~ antemano si lo podéis pagar con los re– cursos existentes. e) Una deuda doméstica es como la rotura de un vestido: se agrande siempre si no se repara inmediatamente. d) Economizad anualmente alguna cantidad. e) No desconfiéis de nadie, pero tomad pre– cuaciones con todo el n1undo. No penséis que os quieren engañar, pero pensad que pueden enga– ñaros. Derecho canónico Advertimos aquí que la Sagrada Congregación dió el 30 de Julio de 1909 una Instrucción sobre las deudas y demás obligaciones económicas que hu– biesen de contraer los Institutos religiosos, y en ella anotaba que una de las cosas que más perturban a las familias religiosas y más daño causaban a su 7

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