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- 81 - El trabajo coloca al hombre en estado de poder ganar... Debe gastarse con previsión, con pruden– cia, con frugalidad, sin temer hacerlo en cosas dfgnas;.. El ahorro sup-o-ne vigilancia y cuidado. Enemigos de la cultura económica, son la ocio– sidad, la impremeditación y la vanidad, con la in– temperancia. Entre la economía privada y la economía políti– ca podemos colocar la economía religiosa. La mera riqueza material nos deshonraría. Nuestros hábi– tos de ahorro deben tener algo imperecedero, fun– damentándose en la caridad, deben tener por fina– lidad el proporcionar al religioso lo que necesita; la suma de los efectos útiles para hacerlos aptos a la realización de su misión. Con el resultado de la economía el encargado de la administración mate– rial, debe procurar que el religioso no sier.ta los efectos de sus Mtos, a ser posible, a fin de que sé sienta feliz al cumplirlos. < 1 > (!) Se nos ha consnltado si las religiosas pueden hacer limosnas pe– cuniarias, y en qué-condiciones. Como las limosnas hechas con moderación constituyen actos de virtud en general, pueden las superioras hacerlas en la forma que podría hacerlas una buena señora de casa o un buen padre de familia .. Por tanto· han de ser proporcionales al mayor o mellor desahogo económico de las Comuni– dades, ~egún lo determinen las leyes de cada instituto, si existen. Así mismo las donaciones sólo están permitidas por razón de limosna o por justa causa: a) Con licencia del Superior; b) Según la norma de las Constituciones (Canon 537). Son donaciones permitidas las que se hacen moderadamente por remuneración de favores, para granjearse o conservar la benevolencia y en general las que representen un acto de virtud. (Fe• ' treres; lnst. Can. pag. 336.)
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