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- 69 - lejos de ser la inacción nos pone totalmente en aeción con la actividad divina. < 1 > Una sola mirada sobre Dios nos enseña que me– dia una dependencia íntima entre la actividad y la perfección. Sin la actividad constante del espíritu no hay perfección; allí donde no se practica el tra– bajo en una forma cualquiera, la vida espiritual y · sobre todo la vida religiosa no prospera. Los Santos y maestros de la perfección consi– deran como la primera condición ge su flores– cencia y desarrollo la unión del trabajo y la oración. La educación del trabajo depende del espíritu con que se realice. No debe mezclarse _nada del mezquino interés terrenal. .. El mercantilismo en- el trabajo sería una gran falta del espíritu religioso. . Hemos de trabajar como San Pablo, para poder decir que nunca habíamos comido el pan ajeno; después para evitar la ociosidad que. engendra los vicios y los desarrolla poderosamente; finalmente, para imitar la conducta de los Santos. De San Buenaventura se dijo que trabajó tanto (1) Conaiss de Dieu, t. 2, c. 7. Nuncá perdonarán las monjas a D.ª Concepción Arenal el haber escrito que da monja es una mujer que no ama, ni piensa, ni trabaja». A pesar de las atenuaciones y· bordaduras que quiera poner a la frase el P. Julio Alarcón (Razón y Fé, tomo I, pág. 92) ella será siempre una frase ctm:a,
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