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- 68 - El hombre bueno y verdaderamente piadoso dispone, desde luego, en su interior todo lo que debe hacer al exterior. Cuando todo está en orden en el interior el tra– bajo externo resulta fácil. Nadie debe rehusar el trabajo so pretexto de im– potencia. Santa Gertrudis ten~a costumbre de de– cir: « Cuando el poder de Dios y la buena voluntad bien ordenada están unidos, cinco dedos aptos para· sostener un huso bastan para hacer algo últil. » Los Santos estaban convencid0s de que « la fuerza debe brotar del corazón», según la expre– sión de un poeta. Débese trabajar no sólo por razones externas, verbigracia, la de no ser una carga para nadie o de consolar las miserias ajenas, sino para cumplir con una obligación humana y religiosa. El que posee el Espíritu de Dios posee tam– bién el espíritu de verdadero trabajo. « Dios es con– tinuamente activo.» Es le\: actividad pura, porque su actividad procede de la naturaleza, del propio modo que es manifestación y nota caracterh,tica de su vida más íntima. En Dios su actividad es su perfecc:ón. En esto es el modelo de toda actividad sana. El mismo reposo místico, dice Bosuct, no sólo es un acto sino que es el más perfecto de los actos,

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