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- 53 - vez de hacer morir a sus enemigos los colmaba de mercedes. « ¿No hago yo morir a mis enemigos, decía él, haciéndolos mis amigos?» Hagamos constantemente obra de paz, ya que nuestro Maestro, y Señor es el ,, Príncipe de la paz.» Conservemos la rica herencia de la paz que Él nos deió al irse al Padre: «Pacem relinquo vobis pacem meam do vobis. » Seamos reyes y emperadores de nuestro cora– zón dominando sus pasiones e indultando a los , que creemos ser reos. Nunca seremos ni más grandes que J. C. ni más santos que Él... Sin embargo ... Compulsad vuestra conducta con la suya. < 1 > Decís que no podeis amar en tal o cual caso. Yo os digo que el no poder amar es la desdicha de los demonios y que el no poder ser amado es la desdícha de fos volterianos... Be~a la cruz ·y hallarás valor para las dulces venganzas. "Qui den udat arcana amici fidem perdit. (Ecl. 27.) Un hombre infiel al secreto, aun en el caso de un rompimiento, no merece confianza. Los que le hacen hablar serán los primeros en despreciarle. ¡Cuántos hombres en esto son mujeres! (1) Aunque Víctor Hugo dijo que el hombre está colocado donde ter– mina la tierra y la mujer donde comienza el cielo, hay mujeres que guar– dan más tenazmente el rencor y la enemistad que el hombre. Triste privi– Je¡,;io de las que llamadas a ser ángeles, se asemejan a los demonio:,.
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