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- 51 - des, porque obliga a asociar fuerza; pero son amis– tades circunstanciales. Cuando se haya roto una amistad es preciso guardar secretas las cosas que se nos hay;rn confia- do durante ella. · Enemistades Rota la amistad viene a ocupar su puesto la enemistad... La ene1;nistad busca la venganza y la humilla– ción ... En el recinto sagrado de la religión no debe te– ner cabida monstruo tari feroz. Tú eres tu mayor enemigo mientras no -sepas vivir en paz... Enrique IV cuya clemencia y olvido de injurias era nótable, estimulado a tratar con severidad a ciertas ciudades enemigas, contestó: « La satisfac– ción que se saca de la venganza no dura sino po– cos momentos; la que produce !a clemencia no se acaba jamás». Quien busca venganza vengado será de Dios. < 1 > Los hijos de la paz deben huir de la enemistad, que es la guerra. Guerra a veces sorda, pero impla– cable. No hay en ella derramamiento de sangre, pero hay derramamiento de lágrimas. Ahogad el fuego de !a enemistad con el agua de nuevos beneficios. (1) Qui vindicari vult a Doll!ino inveniet vindictam. (Ecl. 28.) 5
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