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- 43"""""" Acuérdate que una crítica injusta equivale a un elogio indirecto. Al recibir un insulto o ser calumniado; al ver _ que todo conspira contra nosotros, teniendo, no obstante la seguridad de nuestra conciencia y de que toda imputación que se nos hace e-, falsa; al ver que por la obstinación o por la envidia de los que nos juzgan es imposible rectificación alguna ni .\ustificación debida... apelemos tranqnilos al Tribunal Supremo. Dios saldrá en nuestra defensa en la hora de las revelaciones... Nada peor que lo excelente cuando empieza a degenerar. Nada peor que un virtuoso cuando se ve ataca– do del mal de envidia. Se cree lo que dice, porque se cree en su vir– tud ... Gustavo III, Rey de Suecia, al recibir a un vasa– llo que parecía fiel servidor; y al escuchar que ve– nía a avisarle que un cierto personaje formaba pro– yectos contra S. M., conociendo la ene111istad de entrambos, le despidió diciendo: «Anda a reconci– liarte con tu amigo y entonces podré yo escucharte y creerte.» La envidia es la noche de la inteligencia y del corazón. No acierta ni a ver ni a querer con justeza nada, sobre el objeto que le atormenta. Ella misma se martiriza y engaña.