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No formes compañía con los envidiosos, ni te ocupes en la fea labor de enlodar la reputación ajena. Sé más bueno que justo, y cortarás todo pre– texto a la envidia. Huye de los iconoclastas de la fama ajena y de los enterradores de la buena reputación del prójimo por encumbrar la suya, porque no falta quien re– mueve conductas ajenas como remueve el sepultu– rero la tierra llena de larvas. No prestes asenso a las comunicaciones de (os envidiosos. Su imaginación es un laboratorio en donde se fabrica todo ... a su gasto. Pero sé generoso para perdonar al que te hizo sentir el dolor de sus venenos. El que perdona a su enemigo, se parece al in– cienso que perfuma el fuego que (e consume. Discutir con un envidioso es lo mismo que co– locar una linterna delante de un ciego. El que no tiene grandeza propia tiene que levan– tarse deprimiendo a los demás; pero quien posee el verdadero mérito se contenta con mirar y compa– decer las miserias humanas... ( 1) (1) No se puede alabar más segura y delicadamente a un envidioso que hablándole mal de sus rivales. Sin embargo los hombres grandes evitan este escollo porque les basta su grandeza. · Cuenta Mr. de Ramsai, autor de la vida de Fenelón y Turena, que ha– hlando él con Fenelón sobre algunos autores ingleses, le preguntó cuúl era el caracter de Locke....,Yo definí (habla Ramsai) a este filósofo y concluí así: ,En una palabra, este era un hombre como Mr. de Meaux (Bosuet). Tenía-una gran superficialidad y poca profundidad.» Mr. Fenelón me re– prendió con severidad paternal y me hizo un elogio de Mr. Meaux y pro– curó persuadirme que este prelado tenía no sólo una erudición inmensa sino un ente11dimiento capaz de profundizarlo y penetrarlo todo. En el orden mundial parece que el Duque de Guisa tenia también en cuenta que la mayor señal de que uno posee mérito, era ver la felicidad de los otros, sin envidia... él lo prácticaba así. .. fué un modelo de nobleza.. ,
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