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El envidioso es un negro vampiro que vive atormentando el sueño de sus hermanos. Se alegra de las calamidades de sus prójimos y djce que las tienen bien merecidas. Lleva a mal que otros sean buenos, prudentes, estimados, sabios. Se le carcomen las entrañas cuando no encuen– tra donde hincar el diente, y empieza a imputar cul– pas no cometidas y a exagerar, publicando los de– fectos, interpretando torcidamente las ac:ciones y hasta las intenciones ajenas. 'Su ocupación favorita es encizañar a los aveni– dos y detraer a los q~e han merecido alabanza y no son de su cuerda. El sapo dijo a la luciérnaga: «No te escupiera si no lucieras ... » A los envidiosos paréceles que los bienes ajenos menoscaban su propia honra y excelencia si la tie– nen, y que son causa de que no la tengan si ele ellas carecen. ¿No es pena del envidioso la tristeza que siente viendo prosperados los contrarios y atribulados y perseguidos a los amigos? No les apena por otro lado que la pros.peridad del malo sea cuchillo para degollar a los desvalidos, si eso interesa a sus fines. Selgas dijo de la envidia: Helado el corazón y el alma loca, implacable en el odio que la inspira, ennegrece sus ojos cuanto mira y mancha con sus manos cuanto toca.

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