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- 38 - Es imposible sentirse contento interiormente siendo culpable de la perturbación exterior. Gran crimen es perturbar una nación; lo es mu– cho mayor el desterrar la paz de una religión. Mucha maldad es mil.lar o herir los cueq"JO:--; pero mayor castigo merece el que mata o hiere las almas. Los perturbadores de la paz doméstica y reli– giosa hieren las niñas de los ojos de Dios. Las quejas de muchos son corno el mugir de bt1eyes que no aran ... ni dejan arar. A ellos puede aplicarse la frase de t1n poeta: , ¿No hay demonios?... Pues, ¿qt1ién habla dentro de tí...?,, La envidia es un demonio murmt1rador. Dice el proverbio: ,,Tanto peca el que tiene el saco como el que lo llena., El consentidor es cul– pable como e! ladrón. Pero no debe ser así t1na casa religiosa. No debe ser verdadero entre nosotros el dicho: < Si quieres acarrearte enemistades haz algo qt1e valga la pena ... lleva a cabo algún proyecto noble ... alcanza entre les demás un poco ele relieve,- ... La solidaridad religiosa debe ser t1n reflejo de grandes ideales y un brote de la caridad qt1e busca en la unidad la fuerza, y en la armonía la belleza. La solidaridad es obra de progreso y de unión. !\:o mi1es quien !lizo o proyectó la obra; mira sólo cómo puede resplandecer con ella el prestigio del hábito...
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