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31 Si Dios no edifica la casa de su paz, es en vano que la edifiquen los hombres. Lo que es cada cual para su prójimo será la to– talidad para bien de todos. Procura que haya uno menos que cause distur– bios y conseguirás de tu parte merecidos lauros. No digas: « Poco importa que yo me porte afable o urbano, si los demás no· hacen lo que yo.» Lo tuyo te importa a tí. No es pequeña gloria contribuir.de tu parte a la armonía del conjunto. El mismo reformador de la Trapa esi;:ribía: « Al ejemplo y oración es preciso juntar los efectos exte– riores que son lazos que unen los corazones y las voluntades. (Rances.=Deberes monastiqs. Cap X.) Por las muestras.exteriores de amor se liga y confirma en la unidad un mismo cuerpo. (Id.) A todos importa lo que de todos es, pero a tí te importa lo que debes ser. fomentos de rna l Huye del consorcio de los perturbadores si quieres quedar libre de su responsabilidad. (l) El que ampara o fomenta la rebelión es traidor e infame a su causa. No digas: « Poco importa la paz exterior si tenemos firme y asegurada la interior.» (1) lneunt !amiliaritatem ad maledicendum concordes... Inimicissimas amicicias.-S. Ber. Ser. 24.
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