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- 498 - hace siempre el acatamiento de aceptarlos y se puede limitar a probarlos. e) Como en la mesa no se hace segun– da excitación para tomar un manjar o un li– cor, es preciso aceptar desde luego lo que ape– tezca. En la mesa de etiqueta no se admite elogiar los platos, aunque en las reuniones pequeñas se puede hacer alguna vez. Se puede pedir al que está al lado, siendo ca– ballero, que nos sirva un plato que tiene a la mano. f) Cuando tengamos que dirigirnos a los sir– vientes por cualquiera cosa, sea con voz baja y tono suave; pero en la mesa debe sostenerse una conversación ligera y agradable; cuando la reunión es numerosa, cada cual conversa con las personas que tiene a su lado. g) La sobriedad y la templanza son los natu– rales reguladores de la mesa. Nunca mostremos cortedad o hastío, que es signo de mala educación y de poco roce con gen– te; pero el religioso debe moderarse más que los seglares. h) Cuando la señora de la casa se ponga de pie después del servicio, todos los concurrentes hacen lo mismo y van a la sala hasta que se pre– pare la mesa de los postres, y Juego se hace lo propio para el servicio del café.
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