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- 497 - junto a sí a alguna al sentarse, puede apartar la silla donde ha de ponerse la señora para que pueda entrar cómodamente en el asiento, y se estila hacer una pequeña reverencia de cabeza o cortesía. b) Al sentarse a la mesa, cada cual toma su servilleta, la desdobla y la extiende sobre las rodi– llas, teniendo presente que sólo puede emplearse para limpiar los labios. Algunos la colocan en tres dobles sin extenderla; otros !a colocan al cuello, y esta costumbre, aunque debe desterrar– se, es corriente; sólo es disculpable en personas obesas. e) Si la sopa est~ servida, ninguno empieza a tomarla antes que la señora de la casa; mas cuando la sirven, cada- cual empieza a tomarla tan luego como le es presentada. De este plato no se ha de servir nunca por segunda vez. Cuando presentan des sopas, no es para lomar de las dos, sino para elegir. el) Luego de tomada la sopa, el señor de la casa sirve el vino a los que tiene a su lado, y ya desde entonces pueden los comensales servir a otros y servirse ellos mismos. Téngase en cuenta la clase de vino que se esti- • le tomar después de cada plato, y aunque el primer servicio de vino es libre, los de postre y licores los sir\'e generalmente el dueño. L<,~ !ico:e::: t;:le haya de servir o sirva expresa– mente el dueño de la ca~a, no ~e rehusa,n nunca; cuando hay algún inconveniente para tomarlos, se

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