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.- 35 ~ La belleza en el concierto humano es causa de un vivir agradable. Si el cuerpo muere cuando muere el corazón, morirá el cuerpo social si olvidáis la caridad fraterna. El buen trato y sociedad amable hace honrosa la casa en que se vive. Muchas decepciones sufren las almas en casas religiosas donde no se guardan estas reglas. Es bueno querer servir a Dios, resueltamente· fuera del mundo; pero más que la vocación misma tal vez importa el acertar en la religión que ha de abrazan:e. Sobre todo, las condiciones de observancia y de cultura que reinan en una casa nunca deben olvidarse. No condena Dios, sólo el matar, robar y que– brantar las leyes del sexto; hay un octavo y quinto precepto cuya observancia es tan necesaria como la de los otros. Donde no hay caridad y concierto de voluntades se revuelven fácilmente otras malévolas pasiones. Aquellos conventos que Santa Escolástica decía que escalarían los seglares, si supiesen cuánto en ellos se gozaba, no son los en que falta la cultura amable de la caridad fraterna. Tiemblo y retiemblo al llegar a conventos don– de esta caridad no veo. (!) (1) No es raro el fenómeno de vivir ausente de un corazón esta belia flor de la caridad y sin embargo, atribuir la frialdad en que se vive a un re– flejo de la falta de caridad ajena... Para el amor propio la proyección fatí– dica, la negra sombra viene siempre de fuera y no de dentro de nosotros mismos. · 4
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