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- 486 - más tiempo que el que conversa, para escoger las palabras y las frases, el corte literario de la carta debe ser más correcto que el de la conversación. Es imperdonable el descuido ortográfico en personas de educación, y, sobre todo, en sujetos de carrera, más toda vía eclesiástica. Cuando se escribe a una persona de respeto o con quien no se tiene ninguna confianza, no se le encarga de saludar ni se le da recado alguno para personas que no sean de su familia. La carta debe encabezarse con el tra\amiento que corresponde; así a los Reyes se les dice Ma– jestad; a un Príncipe de sangre real, Serenfaimo ,Señor; y ~n e! cuc:-r;c d~ !¿: c;,;!ü, i'iit:3l/u 1-1lteza. A los Ministros, Presidentes de Cámara, Grandes de España, Caballeros, Grandes cruces de las Or– denes civiles y militares, Excelentísimo Señor. A los Cardenales, Eminencia; a los Arzobispos, Ex– celencia, y & los Obispos, Ilustrfsima. En la duda de tratamiento es preferible dárselo. Si entre· las personas que se escriben no media una especial amistad, el título de amigo es entera– mente impropio y ridículo; sin embargo, no deja de usarse. No debe esc1ibirse en papel demasiadamente ordinario ni aun apersonas de entera amistad. El buen gusto de la papelería es considerado como una indicación de rrfnada elegancia. O> (1) No deben usarse hojas con membrete o sello de negocios, en cartas que no tengan carácter comercial. Se puede usar membrete, anagrama, escudo de armas, etc.

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