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- 479 - tactos no toman la palabra, hacen creer que la reunión no les es agradable y que la dan por ter– minada. Nunca cometamos la grosería de dirigir fapala– bra a una sola persona, sino alternarla, fijándonos con preferencia en la persona más digna. Cuando alguien llega a tratar con nosotros algún asunto, nunca le invitaremos a entrar en conferen– . cüCerí momentos en que estemos acompañados. Es muy incivil entablar un largo diálogo delante de persor1as que sean extrañas a la niateria sobre ·que versa. Si durante la visita nos entregan alguna carta, no la -leamos, sino en' el caso de qúe nos conste s~r · urgente y con la venia de los presintes. -En sociedád Jámás-un eaballero se .ófende de que demos la preferencia a una señora. y que: se -tenga con ella mayores deferencias; pero eri tra– tándose con nosotros religiosos, y dada la malicia del mundo, con viene tener en esto suma circuns– pección y prudencia. Al despedirse una vísita y teniendo que acom– pañarla, cuideme,s de colocarnos a la izquierda de la persona que se retira; si son dos los-acompa– ñantes, .se colocarán a derecha e izquierda de la que se despide. Por respeto y .obsequio se debe acompañar hasta la puerta de la calle; pero debemos detener– nos un momento, ya sea en la puerta de la sala o de la calle, para corresponder a la última cortesía;

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