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- 478 - En la sala Cuando ocurra llegar de visita varias señoras, no debemos sentarnos en la misma línea con ellas, sino que, colocándolas en los asientos principales, nos situaremos en un lugar desde el cual podamos dirigir lá palabra a todas sin necesidad de vol– vernos. En caso de encontrarnos en la sala de recibo cuando llega una señora a visitarnos, nos levan– taremos para adelantarnos a saludarla. No podemos estar sentados ni en el acto de recibir una visita ni en el acto de despedirla; pero, respecto a las religiosas, ellas no se ponen de pie sino cuando sea otra señora la que entra o se retira. A la persona que llega a hacernos una visita de etiqueta no se la excita a colocar su sombrero en un lugar cualquiera. Cuando al recibir utna visita estamos bajo un dolor o afectados por accidentes desagradables, dominemos nuestra impresión y mostrémonos afa– bles. Pero si nuestra desgracia o dolor está al al– cance de los amigos que nos visitan, nuestro conti– nente debe ser grave y parco al hablar, si bien cortés y obsequioso. El que recibe la visita es el llamado a imprimir animación y vida a la entrevista; pero en las casas religiosas debe hacerse con moderación propia de nuestro estado. Si en el momento en que todos callan los visi-
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