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- 477 - a él quieren agasajar y obsequiar los _seglares, " guiados por razo:1es de estimación o de reHgión. Es, pues, indispensable saber conducirse en los casos que hayamos de recibir visitas, haciéndoles agradables todos los momentos que pasen con nosotros. Téngase, empero, cuenta de emplear los me– dios que sean más análogos a la edé).d, sexo y cate– goría, y al grado de amistad que con cada una de las personas nos una. Bueno es guardar las horas de reglamento, que de eso no podrán extrañarse las gentes. Pero cuando alguna persona, por urgente nioti– vo; solicita nuestra presencia en la sala de recibo, debemos _mortificarnos y atender a su necesidad, corno quisiéramos que hiciesen con nosotros. Los exclusivismos son improcedentes y tienen mucho de egoístas. Téngase en cuenta que, dada la manera de ser de la sociedad actual, las horas señaladas para recibo en los conventos son las más impropias para ciertas personas que no pueden dejar SU:, ocupa– ciones hasta otra hora. Evítense los abusos, pero déjese abierta la regla de la prudencia para ciertos casos en que, o por razón de la persona, o por razón de otros mo– tivos, se debe atender al que nos solicite, lo cual está previsto en las leyes. o> (1) Janitores difficilime fratres molestent tempore indebito seclusa necessitate et salva charitate ac urbanitate.-Anal. v. c. tqm. IV, pág. 305.

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