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- 461 - Es un desatino pensar que saldremos airosos con decir que como religiosos seremos dispensados fácilmente. De muchos no digo que no, et amplius, pero de todas en general, no se pm:de decir. eso. Mayor insulsez será afirlllar que de los religiosos no esperan los seglares tales cumplidos. Aunque es facultativo y voluntario decir que no estamos de recibo cuando no nos encontramos en disposición de recibir, pero no ocurre lo propio con la obligación de hacerlas por exigencias sociales. Cautelas prudentes No debemos molestarnos si al ir a una visita se nos dice que no se recibe o que no están en casa, aunque se descubra que estaban, porque pudo . haber muchas razones que impedían recibirnos a aquella hora. Cuando se nos dice que la persona que vamos a visitar está fuera de casa, no inquiramos sobre el lugar en que pueda encontrarse, a no ser que since– ramente veamos que se siente no encontrarse en casa y el caso sea urgente. Si se nos dice que no está de recibo, no pre– tendamos que se haga una excepción con nosotros. Jamás solicitemos de una persona visita en casa que no sea la suya; la excepción en este caso podría caber cuando alguna persona de la casa a donde se cita estuviese enterada sobre el asunto de la visita.
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