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458 ~ cuando se sabe que el motivo de la ausencia fué algún trabajo de utilidad o de celo. Es regla de delicadeza acudir a la .celda del Padre o de la Hermana para preguntarle cómo le ha ido en sus asuntos. Sin embargo en conventos de mucha gente sería oneroso. Cuanto es funesto fomentar amistades particu– lares en las celdas otro tanto es deseable no olvi– darse de este deber social. No está bien que para saludarse se den la mano o se besen las personas consagradas a Dios; pero hay costumbre de darse un abrazo fraternal en los casos de despedida, o de venida a la casa, de un nuevo religioso. También se hace lo propio en días señalados como de fiestas Pascuales o de Santos, en días onomásticos y otros parecidos. Las per_sonas no sacerdotes deben besar la mano a los que lo son, antes de abrazarse, en prue– ba de reconocimiento de su alta dignidad. En algunas Comunidades es costumbre hablarse de rodillas en los claustros o corredores... Esto evi– tará pérdidas de tiempo y murmuraciones. Endiéndase que donde por ley existe separación de clases o categorías debe esto guardarse por res– peto mutuo. La experiencia puede aleccionar sobre los in– convenientes de infringir esta ley, sobre todo, sien– do frecuente dicha infracción.

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