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- 455 - Es tener poco seso creer que en todo cumplido que se nos haga ha habido un merecimiento nuestro. A veces se hacen cumplidos ¡;on frases laudato– rias, no porque se merezcan, sino porque se.desean. La urbanidad rinde alabanzas que no pasan de _los labios, razón para no dar mucha fe a los elogios que se nos tributan 11 >. Deberes, en la vía pública · De ninguna manera nos atrevamos a llamar a una señora en la calle con objeto de saludarla ni. con otro óbjeto alguno. El religioso que llamara a una señora ·incurriría en una descortesía imperdonable. No detengamos a persona alguna en la vía pú– blica, a no ser en un caso urgente y por breves instantes. Sólo a las personas de intimidad puede detenerse en la calle. No-se debe parar a una señora en la vía pública mientras ella no tome la iniciativa . .En general, el inferior nunca debe detener al superior. Si un amigo· va acompañado de .señoras, con– tentémonos con saludarle con la mano y con una sonrisa. Sin embargo, a un amigo íntimo e igual cabe (!) Al rechazar con delicadeza un elogio no digamos nunca: <Usted· quiere burlarse de mi>, pues envuelve una ofensa a no mediar una gran confianza.

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