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- 451 - Saludos De las personas que podemos encontrar por las calles, algunas solamente nos imponen el deber de saludar; dígase lo mismo respecto a los encuentros en reuniones o centros de recreo. Esas personas deben estar unidas o relaciona– das con nosotros por una amistad o conocimiento fundado en amistad, respeto o gratitud. Es, pues, necesario distinguir entre estarse unido con vínculos sociales en general, y estarse unido con estos vínculos de arnistád, etc. Las personas religiosas no deben perder de vista estas exigencias impuestas por títulos tan justos, y los actos o palabras con que manifesta~ mos a algunos dichos afectos, al acercarnos o se– pararnos, llámanse saludos. El habitante de Java se acerca a su semejante con puñal en la mano. El chino hace mil actos de afectada humillación. En\re estos extremos existen cien modos distintos y caprichosos de saludarse. < 1 > Los griegos, por la mañana, saludaban augurando alegría; por la tarde deseaban salud. , En Roma se llevaban la mano derecha a la boca y luego se adelantaba hacia la persona saludada. . En presencia de los magistrados era necesario des– cubrirse la cabeza y cuando se topaba con alguno de ellos en la calle, se le besaba la mano. (1) Lo mág típico entre ellos es saludarse con las manos unidas sobre el pecho y bajando un poco la cabeza. 30

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