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- 448 - no quita mérito a nuestras acciones, como las nu– bes no quitan valor a la luz del ~ol. Hay personas cuya alabanza sería una infamia y cuyo desprecio es una señal de mérito. Busquemos siempre la apr0bación de las personas sesudas y vir– tuosas. Muchos no se estimulan a conseguir las dotes que les faltan porque se les asegura que las poseen. Curiosidad Cuanto más os ocupéis en enteraros de los ne– gocios y andanzas del prójimo, tanto más reveláis que tenéis escasez de ideas y de senti111ientos propios. El ánimo si no encuentra alimento de ocupación dentro de sí, se lanza a buscarlo en otra parte. No te dejes llevar de la vanidad de poder decir: « Yo lo ~é; yo lo he visto,, que eso te hará muy curioso e incivil. Hay quienes tienen un encanto singular en es– cuchar las noticias que vienen del arroyo, señal de la vaciedad de su alma. La curiosidad excesiva es descortés; (l)·el amor propio desea ocupar de sí mismo a los demás. Debe, sin embargo, no sernos indiferente lo (1) < Una curiosidad demasiada es una descortesía excesiva y frecuen– temente señal de mucha imprudencia. Se dice que este es el defecto de las mujeres, p~ro es el de todos los desocupados. Los menos ocupados son siempre los que más se ocupan de lo que no les corresponde•.-Blan– chard. Escuel. de Cost. Máxima XIX. Un joven preguntaba a una mujer de edad cuántos años tenia: «Yo no os lo diré precisamente, le respondió; pero estad seguro de que un asno es más viejo a Jog veinte año5, que una mujer a los sesenta.»
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