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- 442 - El aseo del religioso no debe tener nada que indique que se piensa en el tocador. La simetría de cabellos y peinado artificial, que Dubois condena en el sacerdote, (Il no deberá alabarse en el religioso. Es descortesía hablar a gritos y con voz que destroza el oído, y, sobre todo, como ya queda dicho, hablar siempre contradiciendo o interrum– piendo. Tengamos el orgullo santo y respeto necesario para hacer justicia a los méritos de un rival más bien que rebajarlos. , No presumamos de poseer la ciencia de todo. Muchas cosas se saben que es preciso .callar para no causar molestias o provocar discusiones inútiles. < 2 l Hay quienes presumen de estar muy bien ente– rndos de todo; si comprendéis que no se apearán de su juicio y que nada importa la rectificación, dejadlos en su parecer. Los actos inurbanos que se pueden cometer en las conversaciones, son fácilmente corregibles, lle– vando a ellas una pequeña dosis de buena voluntad y el deseo de hacer algo agradable. Téngase en cuenta para esto que los caracteres fríos no son susceptibles de alegría bulliciosa y se (!) Celo, pág. 28. (2) Gran parte de esta admirable ciencia social enseüan la delícadeza innata y la caridad, pero no la entienden los que carecen de ella.

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