BCCCAP00000000000000000000613

- 25 - La educación de la caridad es su forma visible, atrayente, el ropaje de fino oro con que no sólo debe existir sino revelarse. Hay que practicarla en tres formas: en pensa– mientos, palabras y obras. Hay que pulir ese tesoro de los corazones, ese rubí de las almas. La caridad no termina en el que la posee; su término y blanco es el prójimo, y no siewlo así no es caridad..... «Análisis» Fácilmente se dice: Guardo cáridad con todos; pero no es !o mismo guardarla de hecho, que ofrecerla ..... No es escultura de Dios que se venera en el · corazón; es la influencia del Espíritu Santo, que abunda en e! alma y se deja percibir de los demás. La caridad tiene que exteriorizarse. Tiene que vertirse de traje y presentarse educada. Las formas externas de la caridad son: pronti– tud, agrado y lealtad. amas ordena tu amor, pues no hay virtud sin orden. Por un arranque vivo en demasfa has caido en exceso, has salido del orden, tu fervor no reco– noce freno., La respuesta del Santo Padre fué contundente; es la apología del amor divino en el hombre... ¡Oh Cristo, me has robado el corazón y me mandas poner orden en mi atmal Entregándote a mi sin reserva hásme arrebatado la medida.,, Le monier. Histoire de S. Fr. Tom. III, cap. XVIII, pág. 225.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz