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- 15 - la virtud que más las acerca a Dios. Es tam– bién la que los hombres más aprecian y estiman siei:1pre. La bondad parece ser la única virtud en que es permitido el exceso, si cabe la frase. Hemos leído en Bo:met que Dios ;i_¡ formar el corazón y las entrañas del hombre, puso en él, en primer lugar, la bondad como el propio caracter de la Naturaleza divina. La bondad que se esmalta y abrillanta con la educación y es una bella educación ella misma, puede ser de espíritu o de índole, adquirida con sacrificios o recibida en dote del mismo Dios, pero siempre es un tesoro inapreciable en las Comunida– des religiosas. La Comunidad que se integra y forma de tales almas, puede estar segura de ser dichosa. Padecerá sin duda ei corazón bueno poque es más sensible que los otros, pero encontrará en si mismo el remedio de sus penas. Dios se ha reservado devolver con creces a estos buenos corazones lo que ellos han prodigado a los demás. Los actos de bondad son una simiente de flores de suave perfume. Por otra parte ellos preparan a la virtud si por ventura no nacen de ella. Alguien ha dicho que no nos embarcarnos jamás en una buena acción sin s01tar aigún defecto en la orilla.

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