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- 8 - El ave necesita de espacio y luz para volar, el religioso necesita de paz y de amor para progresar. La paz y el amor son como ta llama del fuego, que mucre si carece de oxígeno vital, que es la mutua consideración. Aire, luz y espacio son para el religioso la paz·, el amor y buen trato. Necesita de luz para ver, y también de cariño para no decaer. Necesitamos de pequeñas atenciones mutuas romo condición especial en la vida de comunidad. Aunque no las necesitásemos, la virtud y buen querer mutuo nos las debieran proporcionar. El pan sabroso del corazón es la amable y mu– tua estima. Las paredes que nos ciñen, no ciñen nuestro corazón, que siempre es humano; .. Es preciso no olvidar en la vida común la con– dición de humanos, de que nos es imposible pres– cindir. Mirémonos como ángeles en la virtud, pero tratémonos como criaturas humanas en la solicitud. El que hace bien a otro se lo hace a sí propio, no sólo en las consecuencias, sino en la misma acción, porque la conciencia de haber hecho una buena obra, grande o pequeña, es ele por sí una recompensa. (I) Como hay en el orden mundial giros intemacionales, qne acusan prosperidad y buenas relaciones, así debe exis- (l) !psa quidem virtus sibimet pulcherrima merces. (SILIO, LIB. 13.)

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