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- 132 - mélquinista inteligente que dirige la marcha del va– por, sereno en su puesto, la mano -sobre el regula– dor para cambiar velocidades, abrir o cerrar las válvulas, echar o soltar frenos, economizar fuerzas, según la oportunidad. Quisiéramos que los superiores se fijasen algo 111,í.s; en el objeto del libro de Eymiei1 sobre la exis– tencia de fuerzas psicológicas dirigibles y aprove– chables y el medio de encauzarlas, que no sola– mente es la base del gobierno de sí mismo, sino también, la base de un gobierno provechoso de los demás. Para eso, el Superior tendría que hacer un es– tudio con espíritu analítico para mirar las cosas por todos sus lados, no contentándose con verlas en la sobre haz... Sería preciso regular las fuerzas y orde– narlas a un fin, clasificándolas y enderezándolas sabiamente. " Se vé a las claras, que esto supone capacidad para el golpe de vista y recta y generosa intención para la utilización de los elementos; sobre todo generosa intención. Debe encauzar las fuerzas útiles a un fin pro– gresivo, dando a cada ·talento disposición, habili– dad o facultad, su dirección y sus medios de des– arrollo... Es lástima que se estén emohcciendo en la tran– quilidad de las celdas aceros de gran valer porque no hay quien los quiera o sepa utilizar. ¡Cuánta gloria frustrada para la Religión!