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- 131 - cuerpo porque podía despedazar toscamente todas las articulaciones de los miembros. Nunca ordene cosa que al alma pueda perjudi– car, ni 'que comprometa, ni aun levemente, la con– ciencia. Pero podrá y deberá enderezar las torce– duras y quiebras de conciencias perturbadas, ajus- . tando a regla la voluntad del religioso. No exija al súbdito lo que él sería incapaz de practicar en su lugar, y siendo preciso mandárselo, hágalo con moderación y humildad. Sobre todo cuando se le dice alguna adverten– cia enojosa contra su persona, muestre ser superior a sí mismo. Es cuando deben brillar la virtud y el mérito de su exquisita abnegación. No se enoje de ello, ni menos use del castigo con arrebato. ,Nihil minus quam irasci punientem decet.»-SÉNECA. El buen guia debe tener altos pensamientos e ideales... porque debe conducir a sus dirigidos a una cumbre de perfección... Este ejercicio requiere más que movimtento de cuerpos de~arrol!o y desenvolvimiento de facul– tades... Guiar bien quiere decir llevar con orden pro– gresivo todas las capacidades encomendadas al Superior. Triste noticia tiene de la Superioridad quien piensa que basta presidir y mandar para dejar bien cumplida su misión. Quisiéramos que el Superior fuese así como el

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