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- 125 - El padre cuida no solamente de corregir, sino tambíén de alentar y aplaudir. E! padre se regocija en los lauros yue alcanza el hijo y en las bellas cualidades que en él res– plandecen. El padre se alegra de las cosas afortunadas que a los hijos ocurren. El padre procura que sus hijos sean si\;mpre más y más considerados. No es padre aquél que trata de aminorar o eclipsar las bellas condiciones de sus súbditos. No merece llamarse padre, quien se considera rebajado, porque su súbdito es merecidamente en– salzado. El padre verdadero siempre procura decir la verdad a su hijo. No es paternidad, ocultar por celos y miramien– tos, la verdad. - · Tampoco lo es el cubrir de recelos y per– plegidades a un hijo sin base y fundamento só- lido. . Hay superiores que de cara se muestran con– tentos, y luego a la espalda no temen desprestigiar a sus súbditos. Es cruel tiranía exponer al desprestigio a un· súbdito, por carecer de valor y de energía para de– fenderlo. La defensa justa del súbdito es un derecho en el de abajo, y un deber en el de arriba. No háce nada demás quien hace lo debido.

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