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- 123 - Acaso,. «algún interés creado» se oponga a que prevalezca la justicia de aquel que se aut0riza con sus obras. Fácilmente juzgarnos las cosas y las personas, no en sí, sino· en relacíón a nosotros; y todo lo que no se ajusta a nuestras miras y móviles, suele me– recer censuras y condenaciones. Tal vez veamos en nuestro rival algún de– fecto positivo, y por él menospreciamos al hombre. Es como ver en el arca de un capitalista un billete falso, y decir por ello, que todo el capital es falso. Un superior bueno debe ser como el químico, que saca partido de todo, llegando a convertir lus venenos en antídotos. Una de las diferencias esenciales entre supe– riores aptos e tneptos, consiste en que éstos exigen más de los súbditos, y aquéllos exigen más de sí mismos. Para ser buen superior tiene que ser justo; para ser justo tiene que ser racional; para ser racional necesita ser imparcial; para ser imparcial precisa autorizarse de virtuoso; para ser virtuoso debe ser abnegado, y para ser abnegado necesita exigir más de sí que de los gobernados. El que quiere ser superior de los demás, prime– ro debe serlo de sí mismo.
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