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- 118 -- bién debe conocer los hombres; y al perfecto cono– cimiento del oficio y de los hombres, se ha ele añadir el ascendiente sobre los súbditos. Hay superiores que reunen todas las cualidades menos ésta, y ved ahí por qué muchos de los me– jores, y más inteligentes, fracas_an, sin tener éxito en su cargo. Superiores sin condiciones de mando, o son insensibles, o son desgraciados en el cargo ... Por eso tal vez el religioso avisado huye los cargos y oficios, bajo pretexto de quietud de espí- . rHu y « busca la hermosa pereza de una inocencia de la edad de oro,,. Mejor sería por ventura. adquirir virtudes de la edad de hierro, fortaleza y abnegación, y prestárse a la voluntad de los electores, esperando en la ayuda de Dios... El cargo bien ejercido es un camino de honor y corona de méritos. No obstante, hace falta un espíritu fue1te y equilibrado para conservarse con sinceridad en los altos oficios. Alma sincera en medio de grandes corrup– ciones. Corazón perfectamente limpio para unirse en todo a los intereses de Dios. Es preferible saber ser gobernado, que saber gobernar. La palabra, libertad, está en todos los labios, y el deseo de dominar en todos los corazones.
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