BCCCAP00000000000000000000613

-110 Pasividades absurdas Hay quienes no son ni buenos ni malos; son seres pasivos, dóciles instrumentos del qlle primero los coge y maneja. No hay nada más peligroso en la vida religiosa que este estado de pasividad. Hay en ello falta de concentracióll y de convic– ciones. Obran como automáticamente, a impulsos de la gracia o del pecado. La libertad está corno mediatizada para Dios y para el diablo. Son fríos, apáticos, dejados y al obrar no sienten pena ni gozo. Parecen nacidos para dar razón al sistema ame– ricanista sobre la naturaleza de las virtudes. El americanismo distingue las virtudes en acti– vas y pasivas y dá preferencia a aquellas sobre estas. Parte de un principio equivocado sobre lo que es virtud y llama, virtudes pasivas, a la hu– mildad, a la abnegación, a la castidad, a la obedien– cia, etc., y llama activas, al valor, al arrojo a la con- fianza en sí mismo, etc. · Empero la virtud viene de viro en concepto de Cicerón y Lactancio y es absurdo admitir virtudes pasivas. Toda virtud es eminentemente práctica < 1 > y León XIII escribió al Cardenal Gibbons al conde– nar el americanismo, que virtud verdaderamente (1) S. Tom. 1 - 2.re q. 124.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz