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- 102 - El esfuerzo causa impresión, pero no verdad. La mentira es adulterio de la mente, y ofensora de la ciencia. El mentir es oficio de los expósitos de la cien– cia y de la virtud. Sinceridad Las almas ,·crídicas son sinceras. La sinceridad debe hacer en nosotros lo que la inmantación en el hierro, que de las inumerables corrientes que hay en él, forma una sola, encauzándolas en un mismo sentido y dirección. De todas ideas y sentimientos hay en nosotros como un río revuelto, y la since– ridad debe formar, de todos ellos, una so'.a corrien– te, en dirección a la verdad. No es la tierrnpatrimonio de los ingenuos; pero lo será el ciclo. Para vivir mintiendo, más vale morir con la verdad en los labios y la sinceridad en e.l corazón. Nuestra alma debe tener la transparencia inge– nua de un diamante. A .veces convendrá usar de sinceridad y a la vez de reserva, pero nunca de mentira y falsedad. Más que los crepúsculos quiero los tintes de la aurora. La vida de algunos, por carecer de sinceridad y de memoria, se parece a un hil van perpetuo de dislates. La insinceridad suele ser indicio cierto de que