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- 99 Sin embargo, la verdad debería s~r en la Reli– gión como una planta que floreciese en terreno propio...• Se miente de obra, revistiendo la conducta de apariencias reñidas con la realidad interior. .. por farisaismo místico, por vanidad ridícula ... Sólo _se disfraza aquel que tiene de qué aver– gonzarse... Estos tales corrompen ia · verdad, más que la niegan. ,. Hay quien de una sola vez miente de las tres maneras, y ese es el adulador... « La verdad, dice Despreaux, no tiene aire impetuoso». Ella es sim– ple, modesta ... El aire de la verdad, dá !a sensa– ción, de siÍ1ceridad que quita todo sospecha de engaño. El adulador, en. cambio, vive de admiraciones y exclamaciones, que ni las siente, ni las aprueba, pero las lanza al aire. Las personas sinceras elogian mesurada y mo– destamente ... Los elogios pródigos, son pródigos en mentiras, son los verdaderos hijos pródigos de la sinceridad. . Las alabanzas que no se prodigan solo al mérito y a la virtud, tienen el sambito de la sospecha ... No las produce la convicción, sino el interés y la adu– lación ... Es el caso, que como confesó el poeta Waller a Carlos II « los poetas escriben mejor en la fic– s
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