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- 98 - ves y menos en unas almas a Dios consagra– das. < 1 > ¡Y sin embargo!. .. Se miente con el pensamiento, se miente con la palabra y se miente de obra, y acaso se ·miente con daño y burla del prójimo y con gran despre– ocupación y falta de escrúpulo... En los juicios, ante una preocupación personal desaparece la verdarJ; y ocupa su p·uesto la men– tira. Bien podía llegarse a aquel punto de perfec– ción que decía San Pablo: , Nihil habens malum dice re de vobis ». El mal brotará por entre las pre– ocupaciones... "Cinceladores de las nieblas,, en– volverán la figura del prójimo en un manto de sos– pechas, de sofismas y de intenciones malévolas. No podrán negar, tal vez, los heclios de providad, pero se les atribuirá motivos siniestros. Se miente de palabra; como si la palabra fuese vehícu!o y órgano de juicios mal formados, y expre– sión exacta de relaciones que no existieron más que a medias o de manera muy diversas... o de mingún modo. Se miente por halagar, y por llevar la corriente en favor del poderoso, del que gobierna y manda, o por jema favorito de murmurar, o por levedad de temperamento y por infantilismo espiritua 1. .. La locuacidad está sembrada de peligros contra la verdad. (1) , Ex sinceritate sicut ex Deo coram Deo in Chrislo loquimur.» (II Cor. 2.) Vivit Dominus in veritate et in judicio et in justicia,. (Jcr. 4, 2.)

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