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- 92 - costaban poco... « Os cuestan lo que valen», repli– có Uniere. Ni es menos instructivo el caso del vanidoso poeta Du Perrier. «A no ser los locos, decía una vez, todos estiman mis versos,, ... Mr. Herbelot, que estaba presente, murmuró en seguida: «Stultorum infinitus est numerus. » < 1 > Aprendamos de estas anécdotas a evitar el aplauso propio, que los ojos del padre no ve las fealdades del hijo que él engendró. Como instructivo recordamos el caso de aquel predicador. .. que se elogiaba de su potencia predi– cativa... Un discreto le respondió: « Yo admiro más que vuestra fuerza, la paciencia de vuestros oyentes». La vanidad es una locura lúcida. Habiendo altercado dos damas en la corte de Cario V sobre una preferencia, el Emperapor acor– dó: «Yo ordeno que la más loca de las dos pase la primera,. ¿ Qué diremos, pues, de los puntillos y ribetillos que a veces se ofrecen entre almas vacias... ? ¿Es acaso el religioso algún potentado? La Reina Isabel de Inglaterra nombra a Bacon de Venllan Canciller del reino. Habiendo visitado la Reina una casa de campo que Bacon construyó antes de ser Canciller, díjole la Reina: «Tu casa es muy pequeña,,. «Señora, respondió Bacon: mi cas3. es bastante (1) Eccl. l.

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