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POR QUÉ .PADECES 95 frente ¡mugada y cabeza blanca como la nieve, sobre todo si considera que esa nieve de los cabellos y esas arrugas de la frente, son, a veces, más obra del amor que de ia. edad, porque son las preocupaciones y los cuidados gue por·nosotros han sentido los que los han # hecho aparecer allí antes de tiempo? ¿Qué cosa respe- tará en el mundo el que eso no r:epeta? Y el cabo es (verg.uenza me da el escribirlo) el ca– so es, repito, que no hay padre, por anciano que sea,. . que no tenga asegurado en su casa un trato carifíoso,. y agradable, si todavía es poseedor de riquezas, cuyo heredero o donatario puede libremente elegir. Si será que muchos hijos tratan con indiferencia y desvío a sus padres, por que no son ya duefíos de na~a. y porque, debido precisamente a su ancianidad, gastan y ya no producen! ... ¡Qué abismo de cosas odiosas, vergonzosas e in– confesables descubre o deja entrever esa observaciónt Pues sigue haciéndote sordo a la voz de la natura– leza y de la religión; sigue escandalizando a los tuyos, presidiendo y actuando quizás en esas escenas de desa• tendones y desprecio a tus padres, que ya encontrarás– antes de morir, hijos y n.ietos que te impongan, de par• te de Dios, el castigo que ahora estás mereciendo, Con la medida que mides serás medido. Ahora estás ensefíando a tus hijos el modo cómo , han de tratarte a tí después. Yo -te aseguro que ya aprenderán bien la lección!

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