BCCCAP00000000000000000000612

POR QUÉ PADBCES 87 a servirte, han crecido por mi culpa en la maldad, y ·hoy viven alejados de tí y en peligro de perderte y per– derse. Ese es mi enorme pecado, del cual estoy arre• pentido. No me pidais Sefíor, alma por alma, porque entonces ¿qué va a ser de la mía? Demostrad vuestra misericordia, perdonándome, y vuestro amor y omnipotencia, ayudándome. a trabajar en esa obra ya endurecida, para ver si com,igo que se ablande, reciba ei sello de la virtud y sea digna de Tí.» Esta oración debes hacer al Sefíor; y enseguida em– pieza a ejercer con tus hijos los oficios de padre ver– dadero. No me digas que es ya tarde. La misma cuenta podría hacerse el agricultor cuan– do llega al mes de Enero sin haber sembrado su trigo; · y no obstante, lo siembratodavía, pqrque aunque la cosecha no sea entonces tan cierta, es casi seguro que algo ha de recoger, y tal vez una cosecha abundante será el premio de su perseverancia. No está perdido todo, no. Además de Dios, hay al– go en el mundo más fuerte que el hombre, y es la pa– labra del hombre, y esa palabra está en tu poder.· Empieza, por fin, .tu sagrada misión. Predica la vir• tuda tus hijos, recuérdales sus deberes, háblales de Dios y de la religión. Ese lenguaje, nuevo en tu casa, que tantas veces ha sido escenario de escándalos, será oído primero con estupor y luego con desprecio por parte de los tuyos. 1 ',,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz