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POR QUE PADECES 71 Graba, pues, bien en tu inteligencia, hermano mío, y mejor aún en tu corazón esta verdad, que' no hay huérfanos en el mando,· y por consiguiente tampoco lo eres tú, aunque a veces, por falta de .reflexión, ex– perimentes la sensación y el •dolor de la orfandad. Un párrafo extenso podría ofrecerte formado con frases pronunciadas por Jesucristo, para demostrar la providencia paternal que tiene Dios para nosotros. Y, ¡con qué razones tan eficaces!, y ¡con qué imá• genes tan bellísimas! , Fué uno de los temas favoritos de su predicación. Es que previó nuestra timidez y desconfianza, y se propuso curarlas. « Todos los cabellos de vuestra cabeza, decía, . están contados y ni ano solo caerá al suelo sin el permiso de Di9s. No os acongoJéts por el cuidado de hallar que comer para sustentar la vida, o de donde sacaréis vestidos para cubrir vuestro cuer– po. c"No vale el alma más que el alimento t¡ el cuer– po más que el ve.stido? Mi~ad las aves del cielo có• mo no siembran, ni siegan, ni tienen graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿ Pues no va– léis vosotros mucho más que ellas? Buscad prime· ro el reino de Dios y sa jasticiay todo lo demás se os dará por añadidura. Abandónate, hermano mío, en los brazos de Dios, porque eres un hijo suyo, y tiene El más cuidado ~e t,~ que tú mismo.

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