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-48 POR QUÉ PADECES -ciará con verdad. Cuando uti. alma, despues de recorrer la gama de fas amistades humanas, como una mariposa las flores ,de un jardín, se posa por último sobre el pecho amoro– so de Jesucristo, ella misma avisa con la paz profunda ,de que empieza a disfrutar, que ha llegado al fin de sus deseos, y que no necesita más. s~ para, como la .aguja imantada cuando mira al polo norte. Jesucristo, he ahí el gran amigo del hombre. Y no te parezca, hermano· mío, que la amistad con ,ese ser finito e infinito, Dios y .hombre a la vez, es amilater.al, digámoslo así, y que al llamarle tú y co– •muTikarle ,tus penas y pedirie ayuda y consuelo, ha de -ser tu voz la voz del que clama en el desierto. Las personas espirituales saben muy bien por experiencia ,que eso no es verdad. Jesucristo habla a sus amigos, Jesucristo responde _y consuela; y si los ojos del hombre no ven en este mundo su ·figura adorable, ni sus oídos oyen su voz .dulcísima, el -alma lo siente, en la alegría, en la tran– .quilidad, en la luz y en-. la ftierz~ moral que adquiere .con su trato,: · Este es, pues hermano mío, el consejo que te doy. -en esta hora, en .que amargado por el desengaí'ío, es• fás palpamdo hn10lubilidad de tai; amistades humanas;

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