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38 POR QUÉ PADECES VI Me han calumniado Divido yo la calumnia (que es la imputación de una falta que no se ha cometido} no en dos especies pro– piamente, sino en dos grados; calumnias graves y ca• lumnias leves. En el lenguaje usval, solamente a la imputación de una falta grave suele darse el nombre terrible de ca– lumnia. Las calumnias leves, o sea las acusaciones injustas de faltas ligeras, abundan, y caen sobre nosotros con relativa frecuencia, muchas veces sin culpa del que juziamos culpable, y casi siempre robándonos la paz. Acusamos falsamente y nos acusan, hablamos mal de nuestros prójimos y hablan mal de nosotros, como si fuera una ley fatal el que hubiéramos de afligirnos mutuamente. ¡Qué ocasiones tan preciosas de progresar en la virtud nos ofrecen, unas veces la malicia de los hom• bres y otras las coincidencias de la vida! ¡Callar cuando nos atribuyen una falta que no he– mos cometido! ¡Pena da el pensar y el escribir que son

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